En la medida en que existe acompañamiento adecuado y oportuno se genera un impacto positivo en la vida personal de niñeces y adolescencias, en su salud y familias y entornos. Por el contrario, la falta de reconocimiento de la identidad, la imposibilidad de ser quien se es, repercute negativamente en la salud física, psíquica, familiar y social. Las sintomatologías vinculadas a experiencias de rechazo y al malestar que éste genera, suelen cesar o disminuir al abrirse procesos de aceptación y contención. En la medida en que niñes y adolescentes TTNB expresan sus procesos de construcción identitaria, pueden emerger en el entorno y familias estados vinculados al desconcierto, el temor, la culpa o la angustia, producto del desconocimiento en relación a las identidades trans. Por otra parte, pueden surgir diferentes reacciones, ya sea de aceptación, respeto, escucha, búsqueda de ayuda; o, por el contrario de negación, maltrato, silenciamiento, represión, entre otras. Las vulnerabilidades específicas de la adolescencia pueden verse agravadas por determinantes sociales como la estigmatización, la discriminación, el rechazo y la exclusión vividas por les adolescentes TTNB, lo que incrementa los factores de riesgo asociados al suicidio en esta población.